Resumen de los Cinco Primeros Libros de la Biblia
Los cinco primeros libros de la Biblia, suelen recibir el nombre genérico de Pentateuco, y fueron escritos por el Profeta Moisés, durante los 40 años deambular los hebreos por el desierto de Sinaí. Inicialmente todos los escritos de Moisés constituían una sola compilación de Revelaciones Divinas, un libro que se conocía entre los hebreos como "Tora," lo que significa la Ley, o bajo el nombre del "libro de Moisés" (Esdra 6:18). Las cinco partes de esta obra única de Moisés, en la antigüedad se llamaban por la primera palabra de cada parte. Luego, cada libro recibió el nombre según su contenido: "Génesis," "Éxodo," "Levítico," "Números" y "Deuteronomio." El conjunto se comenzó a llamar el Pentateuco.
En la tradición judía estos libros se denominan Tora porque contienen instrucciones en la ley. En la cristiana a veces se designan como libros históricos. Ambas tradiciones tienen su fundamento, pues tanto la historia como la ley se entrelazan en los libros del Pentateuco, formando una vasta composición. La línea histórica abarca desde la creación del cosmos y del hombre hasta la muerte de Moisés, ocurrida en el momento en que Israel está apunto de cruzar el Jordán y de conquistar la tierra prometida.
La concepción de la historia en estos libros no se corresponde con la de los historiadores modernos. Los autores sagrados interpretan la historia de Israel como la historia de su encuentro con Dios. Más que de una exposición histórica en sentido estricto, se trata de un relato de las gestas de Dios tal como el pueblo las vivió a lo largo de su historia. La historia narrada en el Pentateuco está totalmente impregnada de la experiencia de Dios. Es una historia de salvación, en la que se pueden distinguir seis etapas: 1. Historia de los orígenes (Gn 1-11); 2. Historias patriarcales (Gn 12-50); 3. La historia del éxodo (Ex 1-15); 4. Sinaí (Ex 19-24), 5. La marcha a través del desierto (Ex 16-18, Nm 10-20); 6. Conquista de la tierra (Nm 20-36). El libro del Deuteronomio se presenta como el discurso de despedida de Moisés con el pueblo de Israel en los umbrales de la tierra prometida.
En estas coordenadas históricas se insertan las secciones legales. Las leyes del pueblo de Dios aparecen todas conexas con el Sinaí. No sólo el decálogo (Ex 20) y el código de la alianza (Ex 21-23), sino también la legislación sacerdotal y la ley de santidad (Ex 25; Nm 10) se colocan a los pies de la montaña santa. En el Sinaí Israel recibió la ley y selló una alianza con el Señor, el Dios que se reveló allí mismo a Moisés con vistas a liberar a su pueblo de Egipto. Estos acontecimientos históricos encuadran y dan sentido a la ley. A la acción del Señor, que salva, corresponde el compromiso del pueblo, que observa la ley de Dios. La ley es el signo de la nueva vida de los hombres liberados, la expresión de la alianza entre Dios y el pueblo.
El Deuteronomio, parte actual del Pentateuco, goza de una cierta independencia. En él se combinan también las secciones históricas con las legales, unas y otras ligadas a los eventos del Horeb (nombre de la montaña santa en este libro). La historia fundamenta la ley, una ley predicada, invitando apremiantemente a Israel a su observancia.
En la tradición judía y cristiana, el Pentateuco se ha atribuido íntegramente a Moisés. Resulta claro, sin embargo, que numerosos elementos no pueden remontarse hasta él. Así, el c. 34 del Deuteronomio, por citar sólo un ejemplo, narra cómo murió y fue enterrado Moisés. ¿Sería Moisés autor de semejante relato? Por esto, la atribución del Pentateuco a Moisés significa que los libros del Pentateuco derivan su autoridad de la obra de Moisés. Él es la figura central en estos libros: como líder de Israel, desde la salida de Egipto hasta la entrada en la tierra, y como mediador por excelencia de la alianza y de la ley de Dios.
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