El Duelo
Hijo, por un muerto, derrama lágrimas,
y como quien sufre cruelmente, entona un lamento;
entierra su cadáver según el ritual,
y no seas descuidado con su sepultura.
Llora amargamente, date fuertes golpes de pecho,
hazle el duelo según su dignidad,
un día o dos, para evitar murmuraciones,
pero luego consuélate de tu tristeza.
Porque la tristeza lleva a la muerte,
y la pena del corazón consume las fuerzas.
En la adversidad se prolonga la tristeza,
una vida de miseria aflige el corazón.
No te abandones a la tristeza,
evitala, acordandote del final.
No olvides que no hay retorno,
al difunto no le aprovecha tu tristeza, y te haras daño a ti mismo.
Recuerda mi sentencia, que sera tambien la tuya,
a mi me toco ayer, a ti te toca hoy.
Cuando un muerto descansa, deja que descanse su memoria.
consuelate de el, porque ha dejado de existir. (eclesiastico 38:16-23) (biblia de Jerusalen)
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